Teoloyucan es un municipio con una que otra placa alusiva con el nombre de la calle, carente de números oficiales en los domicilios, un árbol, un bar, una tienda, toda referencia es buena para orientarse en esta población donde prácticamente no existen vialidades con placas que den referencia de su nombre, no más del 3 por ciento cuenta oficialmente con el servicio.

Todo indica al edil Salvador Montoya muy poco le importa contar con la nomenclatura urbana optima, que sin lugar a dudas es un elemento fundamental de orden y planeasión en cualquier población del mundo,.

El apatico munícipe no ha contemplado que es urgente implementar un proyecto para resolver este grave problema, el cual facilitaría la ubicación de los predios y vías urbanas, brindando de esta forma las herramientas necesarias para orientar satisfactoriamente a los usuarios de las rusticas vialidades que desgraciadamente abundan en la población, dejando así a un lado los ¨Domicilios Conocidos¨. 

Uno pensará que esto es surrealista, puede que lo sea, pero así es Teoloyucan. En este municipio mexiquense, con cerca de cien mil habitantes, es frecuente referirse a las calles o plazas añadiendo indicaciones del tipo: "Junto a la Corona", "frente a la casa del chava", "por el Álvaro Obregón", "por la calle del panteón", "hacia abajo", "hacia arriba", "sigue derecho y da vuelta a la derecha". Los habitantes han tenido que ingeniárselas para moverse en un pueblo desordenado y con calles sin identidad. ¨Calles invisibles¨.

A falta de una guía exacta que permita moverse con facilidad en el pueblo, dominar los puntos de referencia que se usaron cuando el poblado era una villa indígena, sigue siendo la mejor fórmula.
 
“Es parte de la idiosincrasia. Y si mañana se estableciera un sistema de nomenclatura para identificar las calles, casas y avenidas, creo que no funcionaría. Para nosotros siempre será desde donde está aquella piedra a tantas cuadras para tal lado, y si llegan a quitar la piedra, diremos donde estuvo la piedra a tantas cuadras….”, afirma irónicamente Don Juan, conductor de un taxi que circula de día por las maltrechas calles del rezagado poblado.

Don juan nos dice que lleva algún tiempo trabajando como taxista, y asegura que no hay día en que no se pierda buscando la dirección que le solicita un pasajero, cuenta que su peor pesadilla es cuando se adentra en los barrios que desordenadamente han empezado a crecer a lo largo y ancho del municipio con anuencia de las autoridades. En estos sitios, que son aglomeraciones de caseríos, los puntos de referencia son generalmente desconocidos y eso impide llegar al destino final de un pasajero, acota.

Un árbol milenario, una fonda o tendejón de antaño, un bar, los restos de una construcción, el nombre de algún personaje de barrio, el color de una casa, una antigua iglesia, todo vale en Teoloyucan a la hora de llegar a un sitio determinado. La memoria fotográfica también es importante.

De antemano sabemos lo poco que le importa a Montoya Moya este problema y otros muchos que aquejan a la comunidad, quien ya se encuentra más tranquilo después de las marchas por la inseguridad, de las que si alguien salio ganando fue él, quien aprovechó -en esas fechas- la distracción de las personas quienes olvidaron el problema de las vialidades y los demás servicios públicos a que todos tienen derecho y que están dados al traste.
 
Si alguien lo duda, debe reflexionar que Montoya en esa ocasión únicamente corrió a dos de los anteriores mandos, ahora tiene un comisario que además de plantar delitos, comete otro con el aval del presi al vestir de civil, armado y laborando a bordo de al menos tres unidades civiles diferentes en las que "trabaja" y se turna según la ocasión, quien para impresionar a sus victimas utiliza una placa en el pecho de su anterior trabajo en la judicial, cuando un policía preventivo -como lo es- en servicio, por ley debe de portar el arma de cargo vistiendo el uniforme oficial según la reglamentación correspondiente. 
 
Esperemos lo peor de "chavita".. ya estamos en la ultima etapa del año de Hidalgo y su ambición y traumas afloran.