Los presidentes en la historia reciente de Teoloyucan, medianamente bien intencionados, seguramente han asumido que, al contratar personas con supuesta experiencia en los cargos más altos de la policía, la delincuencia disminuiría, sin embargo, su nulo conocimiento en materia de seguridad los ha llevado a emplear al recomendado con características policiacas para pagar favores políticos o al que, en los mismos términos les ha presentado el currículum más inflado y, por su inexperiencia, en el mejor de los casos, se han dejado embelesar por rufianes. Los hechos están a la vista.
Desgraciadamente quienes hemos pagado por la inseguridad al límite en la que vivimos por la impericia o voracidad política y económica de los gobernantes, somos quienes habitamos este pueblo saqueado por el hampa de cuello blanco en el gobierno y los pertenecientes a la delincuencia común y organizada que deambulan por el pueblo como en su casa, asechando en todo momento de manera grotesca y sin tregua.
La cada día más creciente inseguridad se ve lejana de ser siquiera sometida a control, no digamos erradicada. Lastimosamente vemos como comisarios van, comisarios llegan y como todo empeora. Sin dudar, aseguramos que nuestra sociedad vive en carne propia la mayor tasa de delitos de alto, mediano y bajo impacto en la historia reciente de Teoloyucan. Los feminicidios, asesinatos, levantones, venta y consumo de drogas duras repuntan a diario, sin tregua nos impactan, los golpes son desastrosos, la sociedad se está desmoronando a la vista complaciente de quienes deberían estar combatiendo el flagelo para bien de quienes aquí habitamos y con quien se comprometieron para gobernar.
Sabemos que arreglar lo que venimos arrastrando de los anteriores gobiernos no es tarea simple para la administración en turno, sin embargo, sabedores de la problemática, en campaña se comprometieron a resolver el problema de la inseguridad, lo que da la pauta para reclamar el compromiso hecho que por cierto no han cumplido. Es claro que no lo han podido hacer debido a que se encuentran dentro del circulo vicioso dejado por los anteriores y no quieren salir por que es cómodo, aunado a que contratan y sí apoyan irrestrictamente a las personas inadecuadas por considerarlos super policías, cuando en los hechos hemos visto que no tienen idea de cómo resolver de fondo los problemas para los que se alquilaron.
Sería importante que el gobierno actual investigue al nuevo comisario quien deja más dudas que certidumbre en su actuar, no se diga en cuestión de sus antecedentes profesionales y laborales. José Boni Morales Sánchez, sospechosamente acredita haber cursado la licenciatura en derecho en una universidad de la ciudad de Veracruz donde la conocen como “La Patito”, ciudad de donde por cierto es originario. Dicha escuela permite llevar a cabo los estudios en línea y vía remota, algo que deja dudas del nivel académico del funcionario, sabedores que en ese tipo de institutos el comprar un título para obtener una cédula es común, sin embargo, es claro que al contar con un registro valido en la SEP, puede apantallar a los incautos. Señores del Ayuntamiento ustedes pueden ser esos, sería sano que lo admitieran.
Boni Morales también ostenta otra cédula profesional que igual hace dudar de cómo la obtuvo y de su capacidad académica en el tema, al acreditarlo como técnico superior en seguridad pública con un documento que obtuvo en menos de un año, mediante una especie de dispensas de la Secretaría de Educación Pública basada en experiencia laboral en el corrupto sexenio de Peña Nieto. En fin, al igual que su cédula anterior, esta también deja más dudas que certeza, aún más que su estancia en Teoloyucan pasa sin pena ni gloria, prueba de ello es que permanece más tiempo escondido en su oficina, no obstante, de jactarse de ser operativo y tan malo que incluso causó innumerables bajas al temido grupo delictivo Los Zetas por allá en Nuevo León y Tamaulipas, en su supuesta calidad de comandante de grupos especiales de la policía federal, algo que a todos ustedes les dijo señores del Ayuntamiento, especialmente quien lo recomendó, que por hoy omitimos su nombre.
Al respecto del cargo que presume como comandante de la PF, deberían investigar los motivos de su retiro o renuncia, nadie deja un cargo de ese nivel así por nomás, menos a sus 36 años, ahora de 42. Por lo que deberían surgirles las interrogantes por su obviedad, tales como; Qué hace un policía con todas esas supuestas cualidades en un pueblito como Teoloyucan. Que lo hizo dejar el tan oneroso cargo en la Policía Federal. Que hizo después de salir de la PF en 2014, teniendo en cuenta que llega a Teoloyucan cinco años después y no hay antecedentes laborales de él en esos años. Porque demandó al Fiscal General del Estado de México en representación de la fiscalía. Pregúntense; ¿No será que el Boni fue corrido de la PF con el arreglo usual de “te vas y no hacemos bronca” por algo que no quiere o debe platicar? Seguramente esto último tiene mucho sentido.
Cabe señalar que estas interrogantes nos hicimos cuando el cargo que ahora ostenta Aka “El Boni”, lo ocupó el adinerado ex almirante en los tiempos de Hugo Rojas, quien sabemos, entre otros, fue director de tránsito en el estado también de Veracruz, y la única conjetura a la que pudimos llegar, es que sin lugar a dudas Teoloyucan es un gran negocio donde no hay necesidad de hacer nada fuera de tranzar, para después irse a su pueblo a gozar de las mieles económicas que les deja el pueblito, con sus narcos, los policías a su cargo que les cobran por faltas, por darles servicios a gusto, por dotarlos de armas y municiones, aparte estar dentro del robo de mercancías a rateros en operativos conjuntos con otras corporaciones, el obtener dinero de empresas donde prestan seguridad los policías y que le pagan sin recibos, los pagos por dejar libre la plaza y un muy largo etc.
La señora Gabriela Contreras Villegas deberá pensar dos veces antes de seguir con sus obsoletas estrategias de seguridad que no abonan al bienestar del pueblo que hoy gobierna o tendrá sin duda serias consecuencias en su insipiente carrera política.
El resto de los integrantes de Ayuntamiento obligadamente y por ética, quienes la tengan, deben investigar a los empleados como el comisario y saber la verdad, deben presionar para que vengan las mejoras prometidas que nos permitan vivir sin el temor constante que ahora se siente, temor que persiste señores, gracias a que únicamente se han dedicado a levantar el dedo en los cabildos para beneficio propio y no de todos a quienes representan.