Por.- Leo

¿Es usted una persona mentalmente sana? Si es así, no tiene ansiedades, compulsiones, obsesión por lo limpio y ordenado, discurre tranquilamente sus ideas, duerme bien, viste de acuerdo a su medio, no se preocupa, en fin ni siquiera tiene una ligera psicosis.  Es consciente que su persona está aquí y ahora, domina totalmente a ese yo al aterrizarlo con juicio y objetividad en su contexto, usted piensa a veces “…me llamo así, soy de esta forma, estoy en tal sitio y me dispongo a…”Lo que su autoconsciencia no sabe es que ese simple situarse en la realidad, en su tiempo y espacio, requirió el uso de mediadores químicos cerebrales, vinculó uniones dendríticas y en un terreno más subjetivo utilizó su experiencia, su memoria, para llegar a dicha afirmación, todo esto sin ser filósofo, solo usted, menos aún le ha llegado la sospecha fatal de que cada célula de su cuerpo está compuesta por complicadas cadenas de un genoma bastante pesado,  que su línea familiar, su raza y la del “homo sapiens”  cargan información que data de millones de años, al abuelo simio, al tatarabuelo anfibio,  genes inactivos pero que en los accidentados cambios de información al gestarse usted como ser humano pudieron pasar de lo recesivo a lo dominante, genes petrificados que adquieren vida y convierten esa tranquilidad de juicio en un espantoso grito de terror al ver que se acerca a usted un diabólico ser con sus garras afiladas queriendo dañarlo, si está tomando una taza de café, se levanta de la mesa y tira la silla con estrépito, “…hace un momento le aventé tierra para que se fuera…” su pensamiento divaga y ya no está aquí, no en este ahora, sigue gritando y así nadie tocó su café ¿qué gen o grupo de genes se activaron para que esto sucediera?,  ¿porqué no le dura un rato y después se cura? por supuesto que como toda enfermedad, la psicosis no tiene un comienzo tan abrupto, su historia natural o síntomas antes de la crisis, como toda enfermedad crónica, están bien definidos.  Lo peor del caso es que”… a ese cliente tan tranquilo que se le veía…” nadie lo ayudará,  no se lo llevará la ambulancia, los nosocomios psiquiátricos tienen urgencias virtuales, si nadie hace por usted vagará por las calles de su terrorífico mundo para siempre.

Las enfermedades mentales han existido siempre, en los albores de la humanidad se les interpretaba como posesión de espíritus malignos, después, en la edad oscura, como misma posesión pero diabólica, el advenimiento del post-positivismo y las posteriores escuelas humanistas, es decir, a finales del siglo X1X se comenzó a sospechar que las enfermedades de la conducta estaban relacionadas con la vida afectiva, los hombres y mujeres por problemas de afecto, frustración, miedos o ansiedades estaban marcados con el estigma de la locura. En consecuencia a esta bárbara aceptación los hospitales psiquiátricos se convirtieron en crueles centros de tortura, de experimentación y denigración del enfermo, los médicos de la primera mitad del siglo practicaron con sus pacientes de todo, electroshock, golpe insulìnico, pirógeno, lobotomía, agua fría y tantas vejaciones hasta donde la ignorancia pueda llegar. La medicina moderna mucho más científica, ha ido esclareciendo que los diferentes tipos de psicosis obedecen a causas fisiológicas y/o anatómicas, según su modalidad, en algunos casos, sobre todo en la esquizofrenia se han descubierto determinantes genéticos.

Es importante separar las enfermedades mentales graves de origen emocional, como son las neurosis, las fobias y algunas otras provocadas por picos de stress intolerables, de las psicosis, ya que en las primeras el paciente sufre lo indecible pero “sabe que está aquí y ahora”, es consciente de que algo le está pasando, su juicio sigue activo aunque los impulsos le conduzcan erróneamente, sabe que esa arañita nada le hará pero qué temor, culpa a todos los demás de sus errores pero tiene el entendido que su mente es la que delira, sabe que no caerá de un edificio mediando una ventana, pero el pánico domina . En efecto, son padecimientos muy delicados que si no se atienden pueden conducir a una postración muy larga y las consecuencias de esta son sumamente perniciosas, aunque algunos poetas glorifiquen la neurosis como funcional es probable que se trate de excepciones. Iniciando a tiempo una terapia adecuada, con el especialista también adecuado, es controlable y hasta curable ese padecimiento del alma.

No así las psicosis, paranoica, catatónica, esquizofrénica, depresiva, etcétera, son enfermedades mentales con determinismo orgánico, el esquema y modelos de algunos mediadores químicos varían en una simple química sanguínea, hay mucha literatura sobre el tema, los últimos diez años se ha dejado ese enfoque ecléctico y los genetistas opinan (aún sin pruebas, solo resultados estadísticos y de consanguinidad) que existe un paquete de genes que las producen.  Es decir, querido lector, que usted y yo podemos experimentar la experiencia del sujeto en el café sin saber porqué sucedió. A esto contestó un biólogo profesor y fanático de laboratorio, que al existir una persona con psicosis manifiesta en la familia, el resto de la misma está predispuesto a sufrirla, por supuesto que reuniendo un grupo de requisitos como edad, sexo, condiciones ambientales, constitución física y otros más, pero siempre la sombra de la enfermedad acechando.

La falta o dosificación de afecto, desestimación del yo, poco umbral ante la frustración, son elementos comunes en algunas familias mexicanas, sobre todo de bajo nivel económico, porque cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana, si  a esto agregamos que uno de sus elementos es enfermo mental, pues… pero démosle fuerza a esa familia, acuden a un especialista y mantienen controlado a su familiar, nunca se va a curar, quizás tenga episodios de juicio, inteligencia que explota tan efímera como la llama de un cerillo, pero la familia seguirá preguntándose por qué tal situación si fulano era muy inteligente,  posteriormente como siguiendo un discurso, se preguntan:    ¿cómo?.  Cómo ayudar a ese familiar que no está aquí, que sufre. Somos testigos de las campañas para prevenir enfermedades crónicas, con teléfono croquis y todo, pero ninguna que le oriente primero a detectar el inicio de la enfermedad mental, después, dónde están los centros hospitalarios que no tengan nada que ver con promiscuidad o se parezcan siquiera a los centros patibularios del siglo pasado. Y la cosa no termina allí. Viene la adaptación al enfermo y después, la vigilancia inteligente de los miembros propensos, si acaso la montaña de exámenes practicados al enfermo y las entrevistas familiares suscitaron la sospecha de un determinismo genético. Nunca intente razonar con el psicótico, no le maltrate, el camino es el nosocomio.

Solo como corolario, las enfermedades mentales exhiben un aumento desproporcionado, debido al consumo de drogas, sobre todo a las llamadas sintéticas, que tanto daño provocan en nuestra juventud. Nadie está “medio loco”, la psicosis es total y abrumadora, aunque inicie con la toxicidad de las drogas. Nadie es  ligeramente psicótico.