Por.- leo

Las artesanías minúsculas ejercen fuerzas de atracción pre gnómicas que nos obligan a verlas, un microchip con su pequeña ventana cuadrada muestra orgulloso intrincadas conexiones milimétricas, el engranaje del segundero de un reloj es tan pequeño y eficaz que acude a nosotros la perplejidad, las caritas pintadas en arroz y en fin, tantas micro cosas cuyo valor puede ser de cambio, ornamental o de uso.

Hay revistas especializadas en el tema. Lo que no encuentro y sigo buscando es la ontología del punto. La gramática especifica, su uso en las tres esferas que maneja, la sintáctica, semántica y pragmática. Pero el punto trasciende estas reglas, el punto desempeña un papel importante en todas las esferas de nuestra vida.

Imagine usted cuántas veces al día ocupa el concepto connotativo: punto. Sale de su casa a la oficina, se desplaza de un punto a otro, mientras, su esposa conmina a su hijo menor, le dice “te comes eso y punto”, en otro de los cuartos su hijo adolescente trata de buscar el punto en un eje de coordenadas, tarea de la escuela. Cuando usted llega a su trabajo se acomoda, ensaya los chascarrillos del día anterior, desplazándose en una sabrosa plática, suena el teléfono y da fin a la conversación, le da punto y aparte.

Toma su libreta y alguno que otro trabajo pendiente y se va a la sala de juntas, al entrar ve que todos están sentados en los puntos que les corresponden de acuerdo al status, toma el suyo. El ponente inicia su plática diciendo que la junta obedece al esclarecimiento de algunos puntos, enciende el proyector y al iniciar con la primera diapositiva reza “…punto número uno…” cuando dicho personaje termina de exponer uno de sus compañeros levanta la mano para hacer una objeción, se levanta y dice “…el punto es que…” pero el jefe con su grandeza divina dice secamente “…se hará como dijo X y punto…”, termina la junta y pues claro, meditando sobre los puntos tratados entra a su oficina meditabundo, sus compañeros no lo pierden de vista, con eso de que hay muchos despidos, usted comprende y les dice “…ah, se manejaron algunos puntillos…” el compañero más joven trata de pasar a su computadora unas fotografías de su celular, algo busca, las amplifica y muy decepcionado exclama, puros puntos. La señora proyectista escurre su trabajo entre sus manos y lo primero que ve usted es punto, punto y seguido, punto y aparte, punto y guión, dos puntos. Intoxicado ya de puntos, escucha la alarma sísmica, sale de su oficina junto con sus compañeros para reunirse en el exterior en el punto de reunión, allí a la proyectista le da por iniciar el ritual de la crisis nerviosa, usted como compañero inmediato se acerca a atenderla y le pregunta “…¿cómo se siente?...” ella le contesta que ve puros puntitos. Bueno, también usted pero no se lo dice a nadie, porque el punto central es la discreción.

Regresan a su oficina y buscando la calma toma uno de los periódicos, lo primero que ve es la nota roja, ahora está en la primera página, ve la foto morbosa de un cadáver y a ocho columnas le dicen que fulano puso punto final a su existencia. Piensa “calma, ya no más puntos”, lee la Internacional, fulano presidente dice que la tolerancia tiene un punto. Da vuelta a la página, rápido, los deportes, claro, el reportero dice que el chicharito se aventó el puntacho de…mejor hace a un lado el diario y sigue con sus labores, mientras dos de sus compañeras platican de menganito, tan atento él que ella llegó al punto de quererlo. Usted está a punto de perder  la cabeza, se para y les dice, …la palabra punto ya no se va a decir en esta oficina…” nadie lo entiende, el joven de las fotos dice despacito “buen punto” usted está a punto de reventar.

Lo cierto es que la pragmática del lenguaje no se regula ni califica, ya que se adhiere a la tradición oral, a los usos, el punto viene al habla de nuestra forma de ser que ni mandado a hacer, impone límites, finales bruscos, autoridad, niveles de emoción, esencia de las cosas, pero técnicamente es señalizador y marcador del espacio , no es articulante o armonizador de ideas, es separador, aberración de la comunicación, pero importante auxiliar de ella, no abusemos de su uso, suprimir el punto de la relación familiar es muy sano, necesario cuando el desacuerdo impera. Nada mejor que una pausa, una inspiración profunda y la comunicación seguirá por cursos que usted valorará.

El punto debe usarse solamente en el lenguaje escrito, coco de los contadores, enemigo de la coma, enigma de la cultura.

El punto es la unidad icónica base, sin dimensiones y sin sentido, solo se semiotiza al utilizarlo en alguna expresión lingüística,  por lo que imaginando que la Microsoft lo había estilizado me fui a Arial, Calibri, Gòtico, etcétera y todos los puntos me salieron igual, ninguno de ellos dignificaba la importancia de llamarse punto y así termina esto, con un.