Teoloyucan, Edomex.- El presidente municipal de Teoloyucan, Estado de México, Salvador Montoya, sigue extraviado en el tema de la seguridad en el municipio, en un intento de solución basado en experiencias empíricas, trajo a pasear por las vialidades del pueblo a los militares y a la policía federal, corrió a dos mandos policíacos y las cosas siguen igual.
Es muy grave que un presidente municipal desconozca el tema de la seguridad, cuando en él esta delegada por ley esa responsabilidad, existe alguna duda? su ineficacia y desconocimiento están a la vista, que mejor respuesta.
En el transcurso de su administración el índice delincuencial se ha elevado como nunca en la historia del municipio, los secuestros en todas sus modalidades, homicidios, robos a comercio, casa habitación, asaltos a transeúntes etc se han incrementado alarmantemente, desgraciadamente no se vislumbra una solución a corto plazo a tan grave situación, por el contrario, se perciben cosas peores.
El problema ha llegado a tal grado, que en un hecho histórico, llevo a la sociedad a unirse para marchar en protesta por la falta de atención y soluciones en el tema. Al ver el movimiento, el edil presionado por la ciudadanía organizada y reclamando atención en el tema, temeroso dio cara unos minutos, y se comprometió a llevar a cabo algunas acciones que a la fecha no se han cumplido y, seguramente no se cumplirán, peor aún, los representantes de las marchas lo que solicitaron mediante un pliego petitorio, es una aspirina para un mal terminal.
Como ya lo mencionamos, la presencia de los inconformes organizados lo obligaron a dar de baja a dos mandos policiacos, quienes fueron señalados por los integrantes de las marchas como los culpables de la inseguridad, cuando en realidad Montoya Moya es tan culpable como los que se fueron. Para su buena suerte los inconformes no se lo reclamaron y le exigieron que él también abandonará el cargo, posiblemente no lo hicieron por ignorancia, el caso es que únicamente se conformaron con las promesas y el despido de los policías de más alto rango en ese momento. Mejor no se la pudieron ofrecer a Montoya, se la dejaron fácil..
En el entendido que “el que no sabe es como el que no ve” y al no saber qué hacer para no manchar más su imagen personal, política y no teniendo otra cosa en mente, fuimos informados que el edil se dio a la tarea de solicitar apoyo a la PGJEM donde fue atendido, por lo que le enviaron a un policía ministerial en apoyo para fungir como comisario de la seguridad en la población.
Al respecto de este elemento, sabemos que causo alta en dicha corporación a mediados de 2010, es decir que cuenta con tres años de experiencia, obvio que no reúne el perfil que se requiere para resolver el problema, sin embargo, seguramente Montoya ha de considerar que sí, basado en su precario conocimiento del tema, y el cocowash que le dieron en la procu.
Después de asustarse al ver a tantas personas inconformes reunidas, busco calmar los ánimos de quienes en teoría representan a quienes conformaron las marchas de reclamo, con quienes ahora tiene acercamiento generalmente a través de terceras personas que laboran en la administración, los inconformes quedaron representados por un grupo de ciudadanos posiblemente bien intencionados autollamado “Consejo de Seguridad Ciudadana” conocido por sus siglas como CSC, quienes en un 99 por ciento carecen de conocimientos en materia de seguridad pública, que al final el desconocimiento de uno y otros, no los llevará a la solución que en sus desordenadas ideas imaginan. Aunado a lo anterior, existen graves rivalidades entre los que conforman el citado CSC.
La pregunta obligada: ¿existe una salida al problema? Obvio que existe! pero las autoridades que se dicen “profesionales en la materia” la deben de encontrar, además es su obligación y para eso se alquilaron y les pagamos.
Visualizamos que de no lograr la tranquilidad en la comunidad, el partido en turno seguramente perderá la posibilidad de volver a gobernar en la siguiente administración, en tanto, la ciudadanía continuará sufriendo el embate de la delincuencia cada día con más intensidad, gracias a su mal gobierno.