La rebelión cristera en México (1926–1929) fue un intento de elementos feudales reaccionarios de la Iglesia católica mexicana controlada por los jesuitas, con ayuda de bancos y empresas petroleras extranjeras, por derrocar la Revolución Mexicana de 1910 y la Constitución Mexicana de 1917.
Los jesuitas, quienes fueron expulsados de España y sus colonias incluyendo a México por Carlos III en 1767, combatieron todo esfuerzo de los mexicanos simpatizantes de los revolucionarios estadounidenses por establecer una república soberana, lo que requería la eliminación de los privilegios feudales de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que estaba impidiendo el desarrollo económico de la nación.
Cuando la Constitución mexicana de 1917 incluyó artículos basados en el principio de la separación de la Iglesia y el Estado en la tradición de Carlos III de España, así como también de la Constitución estadounidense, la jerarquía de la Iglesia católica mexicana controlada por los jesuitas organizaron un derrocamiento de la Revolución Mexicana en defensa de sus privilegios feudales, con la intención de restablecer un Estado teocrático.
Este movimiento contrarrevolucionario organizado por jesuitas como Bernardo Bergöend al grito de ¨Viva Cristo Rey¨, fue apoyado y estimulado por las empresas petroleras extranjeras cuyos negocios en México estaban amenazados por los artículos de la Constitución de 1917, los cuales restablecían el principio – entre otros - que el subsuelo de México era propiedad de los mexicanos.
El magnate petrolero William F. Buckley padre y el banquero Thomas W. Lamont, de J.P. Morgan, formaron la Asociación Americana de México en 1921, para oponerse a la expropiación del petróleo por parte del Gobierno mexicano. Lamont también presidía el Comité Internacional de Banqueros, mismo que exigía que México garantizara el pago de su deuda externa a los bancos internacionales.
El padre jesuita Bernardo Bergöend organizó la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos (ACJM) y la Liga Nacional Defensa de la Libertad Religiosa, organizaciones de las que salieron los caudillos de ¨los Cristeros¨. Al terminar la rebelión Cristera, formó la “Liga de la O”, misma que devino en La Base, de la cual la Unión Nacional Sinarquista (UNS) integraba la sección undécima. Luego fungió como asesor de la UNS. Movimiento armado que dejo miles de muertos por intereses económicos vestidos de sotana y dólares. Finalmente fueron acabados por el gobierno de aquel entonces.