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Lidya Cacho

Sólo durante este mes, siete pederastas norteamericanos fueron arrestados en Puerto Vallarta. Todos tenían órdenes de aprehensión en los Estados Unidos por explotación sexual infantil, dos de ellos están vinculados con redes internacionales. Hoy, las autoridades norteamericanas buscan a uno de los más notorios productores de pornografía infantil que escapó de Arizona y, según evidencia y testimonios, vive entre Puerto Vallarta, Chapala, Ajijic y Guadalajara.

Su nombre es David Benjamin Creamer, (también conocido como Ben Creamer o Dave Creamer). Nació en Tucson, Arizona, en 1946 y hace 15 años fue arrestado en su país por posesión y producción de más de 100 mil videos de pornografía infantil y de violencia sexual con bestialidad.

Solamente entre 1994 y 1995, Creamer obtuvo ganancias por 2.3 millones de dólares de la venta de estos videos en que aparecían niñas y niños de entre cuatro y 16 años. Con la jugosa venta de ese material, aseguran las autoridades, este hombre logró tejer una red internacional de compra-venta de material audiovisual que muestra violaciones de niños, niñas y adolescentes. Entre los países donde tenía más contactos se encuentra México.

En septiembre del 95, escondida en dos hangares aeroportuarios, se descubrió la evidencia que logró su arresto. Ahora se sabe que en una avioneta Cessna de su propiedad viajaba sin ser detectado. En el hangar se encontraron 70 armas de fuego con 80 mil cartuchos. Registrados a su nombre tenía autos, un yate y un rancho.


Las autoridades federales lo apresaron en 1997 bajo 23 cargos, entre los cuales están pornografía infantil, lavado de dinero, evasión fiscal y posesión ilegal de armas. Un jurado federal lo dejó en libertad condicional para seguir el juicio fuera de prisión; desde entonces escapó. Durante algún tiempo vivió en Las Vegas; recientemente el Instituto Nacional de Migración reveló que ingresó a México, vía Guadalajara hace años y no hay registro de su salida. Tradicionalmente, los pederastas que, además de ser consumidores de material sexual explícito son productores, viajaban a Camboya, Tailandia y Filipinas donde las redes de explotación sexual comercial se vinculan directamente al turismo pedófilo.

Sin embargo, a partir del año 2000, en que las autoridades migratorias norteamericanas implementaron en aeropuertos un programa de búsqueda y seguimiento de pedófilos que viajaban a sureste asiático, estos buscaron nuevos mercados y encontraron en Cancún, Puerto Vallarta y Acapulco tres centros donde podrían vivir en comunidades de retirados, ocultos entre gente de bien que puede tener una mejor calidad de vida en México con los dólares de su retiro.

Fue justamente en Arizona, en el poblado de Chandler, donde el hoy sentenciado Jean Succar Kuri, huyó para ocultarse en casa de un socio que distribuía la pornografía y le encontraba niñas norteamericanas para ser explotadas en Cancún.

El caso más famoso de Puerto Vallarta es sin duda el de Thomas Frank White, un multimillonario de 70 años que creó una fundación con su nombre en San Francisco, desde donde se donó a si mismo 3.5 millones de dólares para sostener un albergue para niños de la calle, donde según el testimonio de 79 niños y adolescentes White abusaba de ellos y les filmaba. White se retiró a Puerto Vallarta cobijado por la comunidad norteamericana, compró el Hotel Iguana y la mansión Casa Blanca, se vinculó con la sociedad local. Ya desde la década de 1990 fue denunciado por pederastia en su país de origen y fue entonces que viajó a México.

Gracias al trabajo de la asociación civil comandada por María García Reynoso, se giró una orden de arresto y White se dio a la fuga, sólo para ser arrestado en 2003 en Tailandia. En 2005, fue extraditado a México donde luego de un par de años un juez determinó que el delito de corrupción de menores había prescrito hacia cuatro meses.

Sin embargo, sigue en prisión por acusaciones de orden federal, ahora en espera de ser extraditado a los Estados Unidos para ser juzgado allá por los delitos de pornografía infantil y trata de menores. White asegura ser inocente y dice que su relación con pederastas de Tailandia no significa nada. Lo cierto es que la notoriedad de ese caso inspiró la creación de organizaciones de protección a la infancia.

Al mismo tiempo, dos organismos empresariales femeninos impulsaron acciones directas en el sector turístico, cuya función es prevenir la explotación sexual comercial infantil (ESCI). También han creado una cultura solidaria para pedir ayuda a la comunidad de personas expatriadas norteamericanas que viven en Jalisco, quienes pueden ser de gran ayuda para detectar a los pedófilos en fuga. Este es un caso importante.

Si usted sabe algo de David Benjamin Creamer puede dar aviso a @nomorechildporn. Recientemente Nelly Montealegre, fiscal especial de la PGR para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, declaró que México ocupa el primer lugar mundial en producción y circulación de pornografía infantil. De enero a junio de 2013, en México han sido detectadas, al menos, 12 mil 300 cuentas personales de Internet con pornografía de menores de 18 años.

La fiscal asegura que trabajan para identificar las características en las víctimas, así como las de los victimarios. También aseguró que las entidades en que más circula este producto ilegal son el Estado de México, Nuevo León y el Distrito Federal. Será importante diferenciar entre el sexting (videos hechos entre parejas adolescentes) y la ESCI.

La persecución de estos delitos cibernéticos puede enfrentarnos al renacimiento del antiguo mercado de venta de cds o Blu-ray con películas como las que producían Succar, Creamer y otros tantos negociantes que viven de la explotación sexual infantil. La idea es cerrarles el paso, vayan por donde vayan, ¿no crees?