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Reconocido como uno de los negocios ilegales más redituable en la última década, con ganancias multimillonarias.

Tal vez el mercado del arte sea el fenómeno social por el cual el arte (como manifestación y/o actividad del hombre) ha trascendido hasta nuestros días. Quizás el mercado negro sustenta el mecanismo más eficiente de compra y venta de bienes culturales en nuestro país, si no es que a nivel global, y sobran las razones para descubrir qué hay detrás del funcionamiento de un mercado negro de arte sacro, quiénes son sus agentes y quiénes sustentan el valor de aquellas piezas que han pasado de ser objeto de culto a piezas meramente comerciales.

Desde un enfoque social el mercado negro representa un eslabón fundamental en la administración económica de los países, no obstante son poco estudiados por motivos claramente amenazadores para la imagen pública y política internacional. Han sido objeto de censura por los medios y tomados en cuenta como sectores marginados de la sociedad.

Han sido a su vez escondidos a tal grado que si sus transacciones resultan un misterio, paradójicamente se encuentran "establecidos" en cada esquina de las colonias sin importar su nivel socioeconómico. Sin embargo, resulta que es ahí donde se encuentra la mayor venta, compra y circulación de arte sacro (particularmente) en nuestro país. Un arte que se jacta de validación oficial y que es valuado por encima de cualquier valor estético e histórico y vendido al por mayor al mejor postor.

En los últimos 10 años este tipo de robos se incrementó un 600%. De acuerdo con datos de la Interpol somos en el primer país de Iberoamérica con esta problemática; sin embargo, las denuncias ante las autoridades nacionales son escasas.

Según datos del Centro Católico Multimedial, un promedio de 26 iglesias católicas son robadas cada semana en México. El 42% de los atracos está vinculado con el crimen organizado.

De acuerdo con el INAH, se calcula que en México hay más de 19 mil espacios religiosos, todos ellos construidos antes de la Independencia, en donde se localiza la mayor parte del acervo cultural de los siglos XVII y XVIII, que arrojan una existencia de más de 4 millones y medio de piezas; sin embargo, sólo se tiene registrado 1.5 por ciento de esas existencias.

Debido a la falta de interés de las instituciones gubernamentales en las investigaciones, por las irregularidades dentro del mercado del arte, por la falta de regulación y catalogación del patrimonio cultural y seguimiento de casos sobre el robo de arte sacro en México, hoy en día podemos afirmar que el mercado negro del arte actual logra posicionarse muy cerca de las utilidades que aporta el narcotráfico como actividad ilícita redituable. Las entidades donde se presenta con mayor frecuencia este tipo de delitos son Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, el Estado de México y el DF. Donde se han robado miles de obras que circulan en el mercado negro o cuelgan en paredes residenciales.

Para combatir este delito se requiere del interés por parte de las procuradurías, la creación de grupos especializados en el tema, no el desinterés que a la fecha han mostrado.