Editorial /Por Marco Antonio Márquez - Mucho se habló de los problemas y mala imagen que trajo consigo la visita del odiado Donald Trump, y hoy día se están reflejando las consecuencias de ello, la primera fue la postura de la canciller Ruiz Massieu, quien enérgicamente protesto ante el mismísimo Presidente de la Republica y se comenta que hasta puso en la mesa su renuncia, por este acontecimiento sin que fuese aceptada.
Esa “estrategia” de la visita del candidato republicano al gobierno de EEUU, se cuenta que fue obra del hoy ex Secretario de Hacienda Luis Videgaray, a quien le ha costado su privilegiado cargo, por realizar un puente político con el personaje menos indicado (por el momento) para los millones de mexicanos que trabajan en Estados Unidos y para toda la clase política de nuestro país, quienes han considerado ya declararlo un personaje Non Grato.
La verdad sea, creo muy personalmente que no fue tan alocada esta estrategia de Videgaray, quizás no era el tiempo adecuado o la forma correcta de su realización, pero si estoy cierto que aún no se ha escrito nada en la elección presidencial de estados Unidos y que Trump cuenta con una posibilidad de llegar a gobernar a nuestro vecino del norte y que si no se cuenta con una buena relación con este, las posibilidades de mantener los nexos comerciales con él y con muchos países de Asia, Europa, y Sudamérica se verían seriamente afectadas.
La salida de Luis Videgaray de la poderosa y encumbrante Secretaria de Hacienda, envía un mensaje claro de Peña Nieto a la incongruente clase política de nuestro país, con ello les dice: todos tenían razón y aquí el que la hace la paga. Lo que no sé qué tan acertado haya sido este movimiento, más aun cuando la estabilidad financiera pende de un hilo; lo cierto es que con este cambio se traen importantes movimientos en el Gabinete Federal, que tienden a colocar a Osorio Chong en el trampolín para ser el candidato del 2018.
La historia como decía Napoleón la escriben los triunfadores y esta vez Luis Videgaray se va con la razón entre los brazos y el silencio que corresponde a un fiel colaborador, la verdad el tiempo la dirá, por el momento habrá que esperar que el “comodin” y todólogo de José Antonio Meade no, nos haga pagar los platos rotos.