LAS IMÁGENES DE LA PATRULLA QUE SE MUESTRAN EN LA GRÁFICA, PERTENECEN A LA MISMA UNIDAD POLICIACA.

Estado de México – Lamentamos profundamente que en días pasados, uno de nuestros reporteros haya sido agredido físicamente por integrantes de las Bases de Operaciones Mixtas (BOM) cuando llegó a su domicilio tras jugar un partido de futbol, fue justo frente a este donde lo rodearon al menos 15 uniformados que se transportaban a bordo de tres unidades “Clonadas”, quienes después de descender perpetraron la injustificable agresión.

El reportero después de ser agredido e intimidado, fue obligado por la fuerza a subir a una unidad de la Comisión Estatal de Seguridad del Estado de México (CES) por órdenes del marino que más lo agredió, y quien aparentemente llevaba el mando de la célula, para posteriormente presentarlo ante un juez calificador por una supuesta falta administrativa.

En el trayecto entre el lugar donde fue levantado y a donde lo presentaron, el marino al mando ordenó al resto de sus compinches “llévenlo a un callejón y ya saben que hacer”, sin embargo por alguna razón la tropa a su cargo compuesta por estatales y ministeriales del Estado de México, no acató la desquiciada orden (contrario a ello, “inteligentemente” decidieron presentarlo ante un juez calificador) quizás no lo hicieron debido a que notaron que, el reportero como parte de la protección federal con la que cuenta, mantiene un sofisticado sistema de monitoreo en la zona donde se ubica su domicilio, mismo que captó toda la agresión de la que fue objeto, de lo contrario, como es común, posiblemente lo hubieran cargado con droga, armas o desaparecido en algún lugar dispuesto para ello.

Nos hace meditar la frase que espetó el marino a nuestro compañero  “llévenlo a un callejón y ya saben que hacer” ¿Qué pretendían hacer con él? Seguramente lo que han hecho con sus victimas en casos como en Tlatlaya, o en los múltiples casos en los que están involucrados sus compañeros de armas  al ser acusados por diferentes delitos en estados como Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, Tabasco, Sinaloa, Coahuila, además de las ejecuciones extrajudiciales por las que han sido y están siendo investigados, incluso procesados. Y qué decir de los asesinatos cometidos en la clandestinidad, o cuando acusan inocentes a quienes incluso llegan a asesinar o encarcelar por haber iniciado supuestos ataques armados en su contra, alegando en sus informes oficiales que los detienen o masacran tras repeler agresiones inexistentes para –según ellos- defender sus vidas, honor, sociedad y a la institución. Suena ridículo, pero es la realidad cotidiana que se presenta a todo lo largo y ancho del territorio nacional donde patrullan, como ejemplo tenemos a su héroe “el marino loco”, a quien seguramente todos ellos quieren imitar, eso, ahora nos queda más claro.

Algo que nos mueve aún más las neuronas, es cuando nos preguntamos.... ¿porque los integrantes de las BOM que agredieron al compañero se trasladaban en unidades con números de matricula visiblemente alterados? ¿será que así transitan en sus patrullajes cotidianos? ¿Iban a darle un levantón al mero estilo de la maña y recularon al notar las cámaras? ¿Llevaban la consigna del ex marino que gobierna en la población donde se suscitó el ataque, debido a publicaciones de este medio que lo aluden? ¿Fue consigna a través del también ex marino ahora convertido en comisario de seguridad pública de la población donde nuestro reportero fue agredido? La realidad… solo ellos la conocen y se debe investigar.

Las agresiones de las que fue objeto el reportero, son contrarias a todo principio de derecho y violatorias de los derechos fundamentales que asisten a cualquier persona en nuestro país, además violentan gravemente los derechos de quienes informamos y damos voz a los que no la tienen.

Sabemos que los marinos y militares son preparados para torturar, matar, y matar bajo ciertas circunstancias es admisible más no aceptable. Matar como lo hacen en la mayoría de países que están en guerra o inmersos en conflictos bélicos, donde asesinar ha quien pretende mediante la violencia despojar, invadir territorios o países, es de alguna manera justificable. Matar o morir bajo esas condiciones honra a los militares, en el entendido que sus acciones protegen la vida, bienes de sus habitantes y su país, no da honor a nadie matar como lo hacen en México.

Es injustificable que tipos entrenados para pelear en una guerra contra enemigos con diferente uniforme, estén matando civiles en México donde no existe tal guerra, los elementos del ejército y marina deben abandonar las calles al no obedecer su presencia a las disposiciones señaladas en nuestra Carta Magna.

Los asesinos deben regresar a sus cuarteles, el gobierno está obligado a retirarlos, evitando que los traumas causados en el transcurso de su formación sigan aflorando, que su instinto modificado a base de terapias terroristas inculcadas en su formación se frene, impidiendo de esta manera que las masacres fratricidas de las que son los principales protagonistas cesen de una vez por todas.

El territorio nacional se ha vuelto su campo de batalla, donde a falta de un verdadero enemigo, el pueblo de México se ha convertido en su principal objetivo, justificando sus aberrantes acciones al declarar la guerra bajo el  supuesto de combatir a los grupos que conforman la delincuencia organizada, la cual por cierto está compuesta en su mayoría por miles de activos y desertores de esas instituciones. Como explicar que estén matando civiles inocentes que después resultan criminales? Fácil, los activos en operaciones oficiales y clandestinas asesinan sin ton ni son y obvio, tienen que justificar las muertes, que enmiendan con imputaciones falsas a quienes apresan o asesinan, aprovechando lo injusto para engordar las estadísticas favorables a sus supuestos logros.

Por su entrenamiento, saben que la delincuencia organizada, la común y la corriente se combaten con actividades de Inteligencia, no con retenes y rondines, los frutos de acopiar y procesar información aportan productos que los llevan a objetivos específicos, si no lo hacen como generalmente lo es, combaten a un enemigo que no conocen, y lesionan a quienes obligan a autoincriminarse.

Bajo estas premisas están matando, lesionando y encarcelando a muchos inocentes. A otros, aún siendo ajenos a cualquier delito los están presentando por miles ante los ministerios públicos, quienes para autoincriminarse son torturados, después cargados con droga y armas entre otros, para finalmente sujetarlos a procesos penales viciados de origen, apoyando al jugoso negocio que inicia desde las procuradurías, llegando hasta los juzgados, y altos mandos dentro del poder judicial, la lógica nos dice que llega aún más alto.

Para sorpresa de nadie en nuestro país, los Lores de la mafia uniformada y los de cuello blanco, verde, azul y negro tienen esa “facultad” en el sistema de injusticia mexicana.

Pruebas de lo anterior existen miles que han sido documentadas y solo algunas publicadas en diferentes medios de comunicación, lo grave es que, para lograr en nuestro México la justicia pronta y expedita es imposible, pues la mayoría de los expedientes se encuentran durmiendo en cajones de los escritorios de quienes imparten la injusticia y se activan únicamente cuando hay dinero o presión política de por medio.

En nuestro caso podemos probar lo que aseveramos, al haber iniciado dos denuncias que dieron origen a una cantidad igual de carpetas de investigación, que después de dos años la procuraduría mexiquense no ha judicializado, es claro que no lo hacen porque los actores criminales son elementos del estado actuando en contra de quienes a diario y en todo momento ejercemos la libertad de expresión, “casándonos” de por vida con los personajes que se incomodan por nuestras publicaciones, quienes por venganza y a toda costa buscan borrarnos del mapa, al considerarnos enemigos.

Puntualizando que las BOM se encuentran en las calles y carreteras del Estado de México, debido a un convenio signado entre el gobernador Eruviel Avila Villegas, la Comisión Nacional de Seguridad y las fuerzas castrenses.