Los niños no están libres de sufrir una serie de dificultades visuales como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, aunque también es importante distinguir cuando se trata de una simple pereza propia en el cansancio de los niños o de un problema mayor que requiera una intervención profesional.

Los niños que sufren de miopía tienen en común una serie de complicaciones que no les permite visualizar objetos o personas que se encuentran a una distancia lejana.

Para distinguir a una persona normalmente se aprietan los ojos a fin de enfocar los objetos distantes.

Estar atentos a estas señales es fundamental tanto para los padres como para los educadores para ayudar a los niños.

Algunos de estos hábitos pueden indicar que nuestro hijo no ve correctamente:
1. Se pega mucho al texto. Cuando el niño tiene dificultades para ver de cerca, suele acercarse demasiado el libro o el papel para poder leer y distinguir la escritura.
2. Adopta posiciones extrañas con la cabeza de forma mantenida. Se trata de hábitos posturales que se realizan de manera insconsciente para tratar de enfocar mejor las imágenes.
3. Carece de buen criterio a la hora de elegir los colores. Si observamos que al pintar o colorear sus combinaciones cromáticas son poco acertadas, quizás estemos ante un problema de daltonismo.
4. Deja de prestar atención. Las dificultades visuales pueden hacer que el niño pierda el interés por la lectura, los juegos o las explicaciones porque se cansa.
5. Se pega mucho a la pantalla de la computadora. Puede ser debido a problemas visuales a media o corta distancia.
6. Adquiere posturas viciadas al escribir. Estos malos hábitos de postura pueden indicar una falta de agudeza visual y se adoptan de manera habitual e inconsciente para tratar de enfocar y ver mejor.

El primer indicio para pensar que tu hijo tiene una dificultad en la vista es:
* Dolor de cabeza al regresar de la escuela
* Los ojos irritados
* Fruncir el ceño al momento de leer