El asesinato de un agente de la Patrulla Fronteriza en Arizona por uno de sus compañeros, en un incidente aún no aclarado del todo, reveló varias cosas: primero que la frontera norte de Sonora es una puerta abierta para las drogas y las armas; segundo, el alto nivel de desconfianza de Washington hacia México; tercero, la bochornosa sumisión de las autoridades mexicanas. Y una más, que apenas se menciona, es la impreparación de las fuerzas encargadas de salvaguardar la frontera sur de Estados Unidos.

Proceso.- El asesinato de Nick Ivie, agente de la Patrulla Fronteriza (PF), exhibe el alto nivel de desconfianza que permea la relación México-Estados Unidos y vuelve a poner a la luz el hecho de que la frontera entre Sonora y Arizona es el corredor más importante para el trasiego de drogas.

El martes 2 Ivie fue asesinado cerca de este pueblo, a unos 8 kilómetros de la frontera. Inmediatamente y sin tener pruebas el gobierno estadunidense señaló como posibles responsables a ciudadanos mexicanos. Sin embargo el viernes 5 el Buró Federal de Investigaciones (FBI) rectificó la versión: Ivie fue asesinado por uno de sus compañeros.

“No hay nada claro. No sabemos qué pasó y nadie está diciendo algo muy importante: sólo que el gobierno de Estados Unidos tiene a tres personas detenidas por su posible participación en el asesinato”, dice al corresponsal un funcionario estadunidense, quien por temor a represalias pidió que se le identificara como “autoridad local del corredor Douglas-Naco”.

Otros funcionarios dieron a Proceso la versión oficial con la que el FBI determinó que Ivie no fue víctima de mexicanos sino de las balas de sus compañeros.

La madrugada del martes 2 Ivie y dos de sus compañeros asignados a la estación Brian Terry de la PF en Naco, Arizona, fueron enviados a revisar un sensor –capaz de detectar hasta las vibraciones de las pisadas– unos 12 kilómetros al este de Bisbee, en la zona más transitada por los traficantes de droga. El aparato se había apagado.

Cuando Ivie llegó al lugar donde estaba el sensor, comenzaron los disparos.

La fuente explica a Proceso que la investigación del FBI sostiene que cuando Ivie llegó al lugar donde estaba el sensor, fue encañonado por dos individuos y que a unos 20 metros había otras personas armadas con rifles AK-47 y AR-15.

Cuando los hombres que tenían encañonado a Ivie se dieron cuenta de que había más agentes comenzó un forcejeo. Con el afán de liberar a su compañero,  otro de los integrantes de la PF –cuyo nombre no se ha revelado– disparó y fue él quien mató a Ivie. Al caer éste, sus captores huyeron, sin disparar, y se internaron en México.

Entre el caos y la desesperación –y con la intención de ocultar la verdad– el agente que mato a Ivie se disparó en una pierna y una nalga, según las fuentes que proporcionaron la versión, para hacer creer que la PF había sido atacada por quienes presuntamente desactivaron el sensor.

Antes de que el FBI aclarara que Ivie fue asesinado por un compañero, la versión del gobierno sostenía que al agente lo habían matado “pasadores de droga” (personas que trabajan para un cártel mexicano y se encargan de sacar la mercancía del desierto para llevarla a las bodegas de Tucson o Phoenix).

También se decía que Ivie podía haber sido víctima de “bajadores de droga” (los que se dedican a robar cargamentos que entran a Arizona y quienes van bien armados para intimidar y doblegar a los “pasadores”).

Sólo supuestos

Antes de que el FBI llegara a una conclusión, el gobierno de Felipe Calderón se doblegó ante las autoridades estadunidenses. El jueves 4, luego de que algunos medios en Estados Unidos y Joaquín López Dóriga en su noticiero televisivo del miércoles 3,  revelaran que el gobierno federal había detenido cerca de Agua Prieta, Sonora, a dos personas por su posible participación en el asesinato, la embajada mexicana en Washington sin ningún sustento confirmó estos rumores.

“Ayer arrestamos a dos individuos sospechosos de haber estado involucrados en el ataque a los agentes de la Patrulla Fronteriza. Tomando en cuenta que la investigación está en curso no podemos hacer más comentarios excepto decir que el gobierno de México continuará trabajando hombro a hombro con las autoridades de Estados Unidos para llevar a los responsables ante la justicia”, dijo una vocera de la legación.

“Para mí está claro: El gobierno de Estados Unidos no tiene confianza en el de México. Si esto no fuera así, por qué entonces el FBI no revela que tenemos en Estados Unidos a tres personas detenidas”, añade el funcionario estadunidense.

Los tres detenidos en Estados Unidos por su posible participación en el incidente en el que fue asesinado Ivie podrían ser estadunidenses de origen mexicano. Proceso averiguó el nombre de dos de ellos: Francisco Gutiérrez y Hugo Vázquez.

“El caso del agente Ivie tiene que ver con tráfico de drogas, eso es lo único que puedo decirte”, remata el funcionario consultado por este semanario, quien participa directamente en la investigación.

Desde que se dio a conocer la muerte de Ivie sorprendió que Washington no hiciera un gran escándalo. Esta cautela hizo que aumentaran las especulaciones respecto a lo que realmente ocurrió.

Después del asesinato de Ivie las autoridades se negaron a dar detalles de la investigación y sólo acotaron que el FBI estaba a cargo de todo. Agentes de la PF se negaron a hablar con este reportero.

El jueves 4 Rod Rothrock, alguacil interino del condado de Cochise, adelantó a los medios que Ivie o el otro agente herido pudieron haber sido “víctimas de fuego amigo” y que el FBI tendría la última palabra al concluir las pruebas de balística.

Después de las revelaciones de Rothrock comenzaron a circular versiones de funcionarios estadunidenses de que Ivie podría haber estado implicado con los pasadores de droga o con los narcotraficantes de Estados Unidos. “El caso está muy raro. ¿Por qué a Ivie no lo han hecho mártir de la narcoviolencia de México como hicieron con Brian Terry? El caso huele muy mal”, acoto el funcionario estadunidense que habló con este corresponsal horas antes de que el FBI aclarara las causas de la muerte del agente.