Frederick Trump abuelo del Presidente Donald Trump, sufrió las mismas consecuencias que hoy reclaman decenas de inmigrantes para no ser deportados.

El abuelo del actual presidente de los Estados Unidos, envió hace aproximadamente, 112 años una carta al príncipe regente Leopoldo Carlos José Guillermo Luis de Baviera en 1905, con una petición para que no lo deportara a Estados Unidos y le reactivaran la ciudadanía alemana, pero al parecer sus intentos fueron en vanos.

Trump vivía en Nueva York con su esposa Elisabeth Christ. Sin embargo, la mujer no soportó las temperaturas, por lo que decidieron viajar a  Kallstadt, ciudad alemana de donde era originario su marido.

Sin embargo,  sus ilusiones se vieron tronchadas con la decisión del Ministerio Real de Estado, que le ordenó dejar su hogar en Baviera, ya que su salida fue ilegal porque no había cumplido con el servicio militar antes de emigrar a Estados Unidos. Debido a lo anterior, perdió su ciudadanía.

“Al ciudadano americano y pensionado Frederick Trump, residente en Kallstadt, se le deben dar instrucciones para que abandone el estado de Baviera con fecha límite el 1 de mayo o, de lo contrario, será deportado”, escribieron en una carta al alcalde de Kallstadt las autoridades de Dürkheim, de acuerdo con documentos hallados por el historiador Roland Paul.

En su escrito, el abuelo del mandatario estadounidense hace una breve descripción de su origen y de su familia. Además, explica los motivos que lo llevaron a emigrar a Estados Unidos en 1885, cuando apenas tenía 16 años.

“En América yo llevaba mi propio negocio con diligencia, discreción y prudencia. La bendición de Dios estaba conmigo y me hice rico. Obtuve la ciudadanía estadounidense en 1892. En 1902 conocí a mi esposa. Tristemente, ella no podía tolerar el clima de Nueva York y yo me fui de nuevo con mi querida familia a Kallstadt”, escribió el inmigrante.

“El pueblo estaba feliz de recibir a un ciudadano productivo y capaz. Mi anciana madre estaba feliz de ver a su hijo, a su suegra y a su nieto”, continúa.

Seguidamente, describe la angustia de la familia al verse obligada a salir del  reino.

“Nosotros estábamos paralizados con miedo; nuestra feliz vida en familia fue empanada. Mi esposa está pasando por ansiedad y mi amado hijo se ha enfermado”, lee la misiva.

“Por qué nosotros debemos ser deportados. Esto es muy, muy difícil para la familia. Qué pensarán nuestros conciudadanos si sujetos honestos son enfrentados a este nivel- sin mencionar todas las pérdidas materiales que enfrentarían. Yo quiero convertirme en un ciudadano de Baviera nuevamente”, plantea.

“En esta urgente situación, no tengo otro recurso que dirigirme a nuestro adorado, noble, sabio y justo señor, nuestro exaltado soberano Su Alteza Real, alteza de todo, que también ha secado muchas lágrimas, que ha dirigido tan benéfica, justa, sabia y sutilmente, y es profundamente amado, con la más humilde petición de que el más alto de todos, en dignidad piadosa,  permitirá al demandante permanecer en el más afable reino de Baviera”,  insiste el abuelo en su petición.

Finalmente, Alemania deportó, en 1905, al abuelo por su negativa de someterse al servicio militar.

 

 

 

 

Via: Agencias/Attn