// Editorial

Por. Marco A. Márquez

Nuevamente es noticia Pemex, y la tragedia que vivimos hace unos días donde  30 personas (según reportes oficiales) perdieron la vida y un número aun desconocido de lesionados es el saldo que se tiene tras  la explosión de la planta receptora de gas en Reynosa Tamaulipas, si bien es cierto es doloroso la perdida de una vida humana por cualquier circunstancia, lo es más cuando se sabe que esta es consecuencia de la negligencia y falta de mantenimiento de los sistemas de almacenamiento, conducción y procesamiento del hidrocarburo que maneja esta paraestatal.

La historia de Pemex, se ha visto envuelta en un sin número de escaldalos de corrupción, negligencia, malos manejos de recursos y los grandes beneficios que tiene el líder Sindical; no hace mucho se publicó en diversos medios de comunicación nacional, la manera insultante en que la hija del señor Carlos Romero Deschamps, realizaba viajes exclusivos, mostrando los lujos con que se vive en esas esferas y tratando a su mascota cual si fuese rey, lógico es pensar que el sueldo que tiene el Secretario General del Sindicato de Trabajadores de Pemex y ahora senador de la republica no le alcance para sufragar esos  gastos, porque él jura y perjura que dentro de el sindicato que “dignamente” representa, se lucha de manera incansable contra la corrupción y los compromisos desleales que promueven y mancillan el bien actuar del gremio petrolero, ¿Le creemos?, no hay que engrandecer la nota por estas cuestiones “intranscendentales”, como lo dijera este líder obrero (si es que se le puede decir así).

Pero a que viene todo esto, bueno lo refiero porque después de todo lo que hemos visto que sucede dentro de Pemex y los grandes negocios que ha representado para algunos la administración y operación de uno de los motores financieros del sistema político-administrativo de nuestro país,  debemos pensar si realmente es necesario permitir la participación de la iniciativa privada, si como muchos defensores de la constitucionalidad de los recursos naturales que tenemos dicen que se violenta el patrimonio de la nación si se permite la inversión de particulares en esta dependencia, y uno se pregunta.

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Leyendas de México.

A mediados del siglo 17, la Llorona por algún tiempo fue objeto de numerosos comentarios y de grandes temores entre la gente supersticiosa, un fantasma que se hacia visible en varias partes de la ciudad; pero muy especialmente en las ultimas cuadras del oriente de la calle hoy llamada de negrete en la Ciudad de Durango. Era el fantasma de una mujer, vestida de riguroso luto que salía siempre de un gran solar llamado de las ánimas y que estaba ubicado en lo que es hoy la penitenciaria del estado.

El fantasma recorría, a eso de las 12 de la noche la calle de la Llorona, ahora de negrete hasta llegar a la del coliseo hoy Bruno Martínez, se dirigia por esta hasta el panteón que estaba situado a espaldas del templo de Santa Ana, donde a la postre se construyo la casa del obrero católico, es decir, entre las calles de Gabino Barrera (antes Rebote) y Gómez Palacio. Este panteón se llamaba “patio de los ricos”.

El hecho de que toda su lúgubre caminata, desde el solar de las animas hasta el panteón de los ricos, así como su regreso, los hacia aquel espectro dando lastimero gemidos que hacia poner los pelos de punta a quien los escuchaba, eso origino que se le diera el nombre de “La Llorona”, contándose que mas de algún curioso que se atrevió a asomarse a su ventana se había desmayado al ver el horrible rostro descarnado y aterrador de la triste enlutada.

Cada año por el mes de Mayo, la llorona hacia su correrías durante varias noches y fue tanto el espanto que sembró en la pacifica ciudad de Durango, que llegaron a tejer mil historias entorno de aquella “anima en pena”; se decía después de un tiempo su llanto se escucho al mismo tiempo en todas las calles de la ciudad y que en algunas partes se le había visto pasar aullando, en figura de perro.

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Merlina Meiler

Ante estos comportamientos, sabes cuanto vales como ser humano en realidad ?., Quién no dice una mentira de vez en cuando, para salirse con la suya?  O para tapar algo que no queremos que se sepa.

Mas cuando tejemos una maraña de mentiras y no sabemos cómo salir, nos vemos enredados en un problema serio. Y si quien desfigura los acontecimientos es otra persona, tal vez nos veamos inmersos en asuntos en los que no deseamos formar parte. Este es otro laberinto con salida.

El tergiversar los hechos no es solamente una diferencia de mapas, con la que a menudo solemos toparnos al relacionarnos y comunicarnos con otras personas. Algunas personas mienten casi todo el tiempo. En muchos casos, descaradamente. Modifican sucesos, lugares, nombres, fechas. Lo peor de esta situación es que se creen sus propias mentiras. Inventan un mundo paralelo en el que imponen sus propias reglas. Creen que así todo está bajo su control.

Al desenmascararlos, o tratar de hacerlo, sobreviene un gran enfrentamiento. “No recuerdo lo que me dices”. “Eso nunca sucedió, yo no pude haber hecho ese comentario”. “Las cosas son como yo digo, tú no tienes ni idea”. Pueden hasta ponerse violentos si los enfrentamos con los hechos tal como sucedieron. Sus relaciones personales sufren. Las laborales, también, ya que pierden credibilidad.

Todos conocemos personas que mienten, ocultan o desfiguran la realidad. Si lo piensas detenidamente, en varias oportunidades tú mismo has apelado a este recurso para obtener algo que deseabas o para esquivar algo que no querías que sucediera. El problema se suscita cuando alguien no puede dejar de mentir, cree las cosas que inventa, se enfrenta a quienes desautorizan sus ideas y esto incide en su comportamiento cotidiano y en su interacción con los seres de su entorno.

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Por Marco A. Márquez.

Decididamente en México la democracia  ha tenido un costo muy caro para los resultados poco tangibles y certeros que tenemos los ciudadanos, la suma de las cantidades estratosféricas que se manejan para el financiamiento de los partidos políticos es insultante comparado con los graves índices de desempleo, pobreza, analfabetismo, marginación, migración, alcoholismo, drogadicción, inseguridad, discriminación, abandono (tristemente) del campo y sobre población de las grandes urbes. 

¿Es acaso que no podemos cambiar esa forma de derroche?El sistema de pluripartidismo deja un amargo sabor de boca en esta pobre democracia que tenemos, los resultados están a la vista de todos y sin embargo no hacemos nada por evitarlo, de que nos sirve a nosotros partidos como el PT, PANAL, Convergencia, Verde Ecologista, si estos por si solos no pueden sobrevivir y por ende siempre están aferrados a las dadivas de los llamados grandes participando siempre en alianzas que les permiten obtener grandes cantidades de dinero y poner a gente a modo para las negociaciones políticas que se pretendan.

Creo que el ciudadano común debe tener la oportunidad de participar de manera activa en estos menesteres pero no de la forma tradicional en la política donde los amarres de manos y boca de los legisladores, presidentes municipales, y gobernadores, se tramita desde su nombramiento.

Se debe trazar un sistema de participación de organizaciones ciudadanas que verdaderamente representen una causa social y no seguir promoviendo el enriquecimiento de  “chapulines” y vividores del erario como hasta hoy tristemente lo vemos, ¿Oh es acaso que nuestros gobernantes y legisladores se atreven a someterse al escrutinio de una evaluación del desempeño de sus cargos y del cumplimiento de las miles de promesas de campaña? La verdad no lo creo, saben de sobra que la mayoría (por no decir que todos) no tendrían cara para ir nuevamente a pedir el voto a los miles de ingenuos que creyeron en ellos.

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Recuerdo de mi niñez que cada vez que mi padre se encontraba a un conocido en la calle, una de las primeras preguntas que le hacía era: -¿Cómo está tu esposa? La respuesta automática: -Bien, gracias, ¿y la tuya? -Muy bien gracias contestaba mi padre.

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